Dueña de la Centella y Vientos Huracanados
Oya es la Primer
Orisha femenino en aparecer en la rueda del Batuque. Es la diosa de las
tempestades y del viento fuerte que las precede. Se dice de ella que es el
viento que arrasa y arranca los árboles desde la cima. Gobierna junto con Shango. Es uno de los
pocos orishas que pueden dominar a los Eggunes (espíritus de los muertos) facultad que le fue concedida por Babalú Ayé. Fue el gran amor
de Oggun hasta que ella lo dejó por Shango. Es autoritaria pero sensual, de
temperamento muy fuerte, dominante e impetuoso. Es una de las esposas de Shango,
a quién acompañaba en todas sus batallas. También es la dueña del cementerio,
en cuya puerta o alrededores vive junto a Elegua, Orula y Obatala domina los
cuatro vientos.
Esta diosa también
se conoce con el nombre de Yànsá de Iyámsá (Iyá: madre -Omo: hijos - Mesá:
nueve) por ser madre de nueve egguns dado lo cual ejerce un poder especial sobre estos.
Oyá representa un
ideal femenino ajeno a la cultura Yoruba. Entre los Yoruba, las mujeres no
formaban parte del ejército como sucedía con otros pueblos del Africa occidental
ecuatorial. Según las tradiciones, Oyá es originaria del norte del país Yoruba.
Es posible que en algún lugar de esa área, las mujeres fueran utilizadas en la
caballería real como lo eran en el Dahomey, nación donde ella es conocida como
divinidad relacionada con los fenómenos atmosféricos. Parece que fue en el
Dahomey, donde la diosa adquirió su carácter de amazona intrépida y violenta,
ya que en Yoruba las realidades ambientales no parecen justificar la función
del culto a una divinidad femenina tan interesada en actividades que en su
cultura son propias de los hombres.
Herramientas de Oya
Diosa guerrera es
la lanza. También se la representa por medio de un objeto hecho de metal en forma
de rayo o descarga eléctrica. Cuando baja lleva en la mano un sable y un rabo
de caballo o iruke, símbolo de autoridad. Su arma es el Iruke
negro, que es una vara de pelos hecha del rabo de un caballo, atado a un cabo
de hueso de madera o metal, con esta arma ella domina a los Eggunes. Los aires,
vientos y temporales.
Pasajes
de Oya
·
Iansa
·
Timboa
·
Dirá
En Cuba, Oyá no aparece
como una divinidad fluvial, sino como la diosa de las tempestades y del
terrible viento que las precede. También se asocia con otros fenómenos
atmosféricos, tales como la centella, la tromba de viento, el rayo, etc. Su
culto es muy importante, no solamente por su relación con las tempestades, y
por ser esposa de Shangó, sino también por su extraña asociación con los
muertos. En Cuba, Oyá no es la primera esposa de Shangó, como se la considera
en África, sino la segunda. Es una mujer esbelta, y corpulenta, de carácter
violento y apasionado. Se dice que cuando se enfada es más peligrosa que Shangó,
quien se casó con ella debido a los múltiples servicios que esta valiente mujer
le prestó en sus guerras. Se dice que a Oyá le gusta tanto la guerra como a su
esposo. Oyá es la dueña de la centella, los temporales y la puerta del
cementerio y su color emblemático es el rojo vino o los estampados de flores de
muchos colores. Se le representa por una hermosa mujer muy femenina, valiente y
aguerrida, de temperamento apasionado y violento. Sus armas principales son el
iruke y el machete.
Características
de los Omo Oya.
Son
personas reservadas, de carácter tranquilo como una brisa, pero cuando se
enojan son una tempestad. Son como el viento, no les gusta estar encerrados en
un lugar, lo cansan con facilidad lo cotidiano y monótono. Son en casos
extremadamente fieles, pero en otros dados a las aventuras extra conyugales. En
todos los casos son muy celosos.
Ofrendas a Oya.
Se le ofrendan
frutas de colores ocre fundamentalmente
la berenjena, batata, plátano indio, bollos de frijoles de carita, arroz blanco
con berenjena, manteca de corojo, uvas, manteca de cacao, maíz tostado, coco,
etc. Se le inmolan chiva, gallinas, gallinas de guinea, palomas. Sus Ewe son
flamboyán, caimitillo, fruta bomba, yuca, granada, maravilla, mil flores,
geranio, coralillo morado, mar pacífico, pepino cimarrón, verbena, flor de
cementerio, espanta muerto, cambia voz, llantén, vergonzosa, artemisa,
cordobán, alcanfor, curujey, croto, chirimoya, meloncillo, etc.
Objetos de poder de
Oya.
Una herramienta
hecha con crin negra de cola de caballo, llamado Iruke. Nueve brazaletes de
cobre.
Trajes de Oya.
Oya viste con un
vestido vino y una saya con 9 franjas de diferentes colores. También puede
vestirse con un vestido de fibra seca de la parte superior de la palma real,
llamado yagua. Cintas de nueve colores cubren su cabeza.
Patakin de Oya
Cuenta la leyenda
que aunque dejó a Oggun por Shango, nunca dejaron de ser amantes con Oggun. Otros dicen que se
volvieron enemigos irreconciliables, sea lo que sea siempre se identifican con
el gran amor que sintieron.
Otra leyenda cuenta
que estaban todos los orishas danzando y Babalú Ayé estaba escondido detrás de
la puerta mirando, Oggun lo vio y preguntó a su madre: -¿Por qué se esconde mi
hermano?-, ella le respondió: -Porque no quiere mostrar sus llagas. Entonces
Oggun salió, tomó a su hermano y le hizo con pajas de la costa la vestimenta
que lo hace característico. Babalú volvió a la fiesta y empezó a danzar junto a
los otros orishas, éstos al verlo se corrieron y lo dejaron bailando solo. Oya
al verlo fue y danzó junto a él, levantando un viento, el afefe, el cual levantó
las pajas de la costa de babalú y lo mostró a sus hermanos con un rostro y
cuerpo hermosos, entonces todos sus hermanos se levantaron y fueron a danzar
junto a él. Babalú ayé en agradecimiento a Oya le dio el poder que tiene sobre
los muertos, por eso se dice que ella danzó con la muerte y la venció.
Mitos de Oya y
Eguns
Oyá no podía tener
hijos y fue a consultar al babalawo. Este le dijo, entonces, que si ofreciera
sacrificios, podría tenerlos. Uno de los motivos por los cuales no tenía
todavía era porque ella no respetaba su prohibición alimentaria (ebbó), que
prohibía comer carne de carnero. El sacrificio sería de 18.000 caracoles de mar
(el pago), muchas telas coloridas y carne de carnero. Con la carne preparó un
remedio para que ella lo comiera; y nunca más debería comer de esa carne. En
cuanto a las telas, deberían ser entregadas como ofrenda. Ella así lo hizo y,
tiempo después, dio a luz nueve hijos (número místico de Oya). De ahí en
adelante ella también pasó a ser conocida por el nombre de "Iyá omo
mésan", que quiere decir "la madre de nueve hijos" y que se
aglutina como "Iyansan". Hay otra leyenda para explicar el mito de
Iansa. En cierta época, las mujeres eran relegadas a un segundo plano en sus
relaciones con los hombres. Entonces ellas resolvieron castigar a sus maridos,
pero sin ningún criterio o límite, abusando de esta decisión, humillándolos en
demasía. Oyá era la líder de las mujeres, que se reunían en el bosque. Oyá
había domado y entrenado un mono marrón llamado ijimere (en Nigeria). Utilizó para
ello una rama de atori y lo vestía con
una ropa hecha de varias tiras de tela colorida, de modo que nadie veía el mono
debajo de las telas. Siguiendo un ritual, mientras Oyá blandía el ixä en el
suelo el mono saltaba de un árbol y aparecía de forma alucinante, moviéndose
como fuera entrenado para hacerlo. De este modo, durante la noche, cuando los
hombres pasaban por ahí, las mujeres (que estaban escondidas) hacían aparecer
el mono y ellos huían totalmente asustados. Cansados de tanta humillación, los
hombres fueron con un babalawo para intentar descubrir lo que estaba
sucediendo. A través del oráculo de Ifá, y para castigar a las mujeres, el
babalawo les cuenta la verdad y les enseña como vencer a las mujeres a través de
sacrificios y astucia. Oggun fue el encargado de la misión. El llegó al lugar
de las apariciones antes que las mujeres. Se vistió con varias telas, quedando
totalmente cubierto y se escondió. Cuando las mujeres llegaron, apareció
súbitamente, corriendo, gritando y blandiendo su espada por los aires. Todas
huyeron desesperadas, inclusive Oyá. Desde entonces los hombres dominaron a las
mujeres y las expulsaron para siempre del culto de Eggun; hoy, ellos son los
únicos autorizados para invocarlo y venerarlo. Pero, aun así, ellos rinden
homenaje a Oyá, en su calidad de Igbalé, como creadora del culto de Eggun.
Conviene hacer notar que, en el culto, Eggun nace en la selva (igbo igbalé). En
Brasil, en el ile awo, él nace en el cuarto de balé, donde son colocadas
ofrendas de comidas y realizadas ceremonias a los Eguns. Oyá también es
venerada como madre y reina de Eggun, como Oyá Igbalé. Y, como nos explica la
leyenda, Oyá, la selva y el mono están íntimamente ligados al culto, inclusive
en relación a la voz del mono como forma de hablar del Eggun.